El Tarot no es religión ni va en contra de ella. Es un
sistema simbólico que nos permite entender, a través de pautas psicológicas,
nuestra actitud para enfrentar las circunstancias, los recursos de que
disponemos, los “escenarios” de nuestra vida y su tendencia.
No hay “pecado” en indagar los mecanismos de la mente y yo
veo en el Tarot una suerte de test proyectivo que, unido a la intuición, llega
a ciertas conclusiones orientadoras difíciles de lograr por otros medios.